El proyecto «Bordak«, de la asociación cultural Atari, plantea una reflexión sobre la relación entre la arquitectura y el medio natural o rural.

Dentro de este proyecto, nuestra aportación consiste en una intervención en un terreno junto al río situado en las afueras del pequeño pueblo de Ataun en Gipuzkoa en la que hacemos una reinterpretación contemporánea de un refugio típico de la arquitectura vernácula vasca.

Los refugios vascos tradicionales, llamados «borda», generalmente estaban hechos de madera o piedra. A menudo ubicadas en terrenos más altos, las bordas estaban compuestas comúnmente de dos niveles. La parte baja se utilizaba para albergar a los animales y se llamaba «ikullu». El nivel superior, por otro lado, se utilizaba para almacenar pasto y paja y para resguardar a las personas, que en algunas ocasiones, incluso dormían allí. Muchas bordas se convirtieron finalmente en caseríos, especialmente entre los siglos XVII y XVIII.

Nuestra borda se encuentra en una zona arbolada cerca del río Agauntza. El diseño se divide en dos niveles preservando la esencia de la borda original. El nivel inferior ofrece un banco circular para que los visitantes, a modo de comunidad, se reúnan alrededor de una fogata ficticia. Alternativamente, los transeúntes pueden simplemente sentarse hacia el exterior de la construcción y simplemente admirar los alrededores.
A través de una escalera, se accede al piso superior que conduce a un espacio que recibe luz natural a través de una cúpula transparente en su cubiertas. En homenaje a la tradición de la mitología vasca que es celebrada precisamente en el terreno en el que se encuentra nuestra borda, el interior ha sido diseñado como un lugar místico y dorado para observar los árboles, las estrellas y el cielo.

Todas las piezas estructurales han sido fabricadas mediante CNC por un carpintero local facilitando así el transporte y un montaje rápido en el propio terreno utilizando solo herramientas manuales. El nivel superior está revestido con escamas de corcho y fieltro, materiales naturales que se pueden trabajar a mano.

Con el fin de dejar la menor huella posible en el terreno, se utilizó una cimentación atornillable por lo que una vez desmontada la borda es posible dejar el suelo tal y como estaba. La borda fue construida durante un fin de semana por nosotros mismos y un grupo de voluntarixs, durante el paso por Euskadi de las tormentas Ernest y Dora en diciembre de 2020.

Este proyecto no hubiera sido posible sin la colaboración y la ayuda del propietario del terreno, José Antonio, que colaboró con nosotros en todo momento y entendió el proyecto desde el principio. También agradecemos a Joxanjel, vecino de Ataun, sus crónicas sobre las reacciones del resto de vecinos al visitar nuestra Borda. Gracias!

Hablan de este proyecto en designboom.

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